2018
Karen White está acusada de cuatro asaltos sexuales contra reclusas en la cárcel de mujeres New Hall, en el norte de Inglaterra.
Estaba en detención preventiva por tres violaciones que había perpetrado como hombre, cuando se llamaba Stephen Wood.
Bajo ese nombre ya había cumplido una pena de año y medio de cárcel por conducta obscena contra un menor.
Pero a pesar de no haberse sometido a un cambio de sexo y conservar sus genitales masculinos, las autoridades aceptaron su condición de transgénero y enviarla a una cárcel de mujeres para cumplir con el resto de su condena.
Las autoridades carcelarias en Reino Unido han adoptado guías recomendando que, en general, el sitio de reclusión de presos debería coincidir con "el género sentido".
White, de 52 años, quien se viste como mujer y usa maquillaje, se autodefine como transgénero.
A los pocos días de su encarcelamiento, sin embargo, se aprovechó de su cercanía a las reclusas para asaltarlas sexualmente.
White ya ha admitido a dos de cuatro acusaciones por incidentes que ocurrieron entre septiembre y noviembre del año pasado y que involucran acoso sexual, manoseo indebido, exhibición de sus genitales y comentarios inapropiados sobre sexo oral.
El debate se centra en si la declaración personal de género es suficiente para que una transgénero sea recluida en una cárcel de mujeres.
Los grupos que se oponen a esa autodefinición alegan que le daría a hombres haciéndose pasar de mujeres transexuales acceso a mujeres vulnerables, como las que están en prisión.
"Encerrar a violadores en cárceles de mujeres, entre reclusas vulnerables que incluyen víctimas de violación es como poner al zorro en el gallinero", escribió en su columna del Times.
La columnista cuestionó que la seguridad de las mujeres sea menos importante que la "expresión de género".
Según una investigación de la BBC, de los 125 presos transgénero en cárceles británicas, 60 son criminales sexuales.
Se cree que unos 25 ya están en cárceles de mujeres y otros 34 presos que nacieron hombres y viven como mujeres están en cárceles especiales masculinas para criminales sexuales. Muchos han solicitado la transferencia a prisiones femeninas, según las autoridades carcelarias.